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Hermanas Capuchinas - Madre Francisca Rubatto

Matasellos especial Hermanas Capuchinas - Madre Francisca Rubatto
  • Fecha de emisión: 08/05/2023
  • Código: 2023-05-ME
  • Diseño gráfico: Gabriel Casas
  • Tema: Celebraciones/Conmemorativo

Ana María Rubatto nació en Carmagnola, al norte de Italia .Sus padres Juan Tomás y Catalina eran campesinos y tuvieron 6 hijos de los cuales Ana María sólo conoció a 4.

Su infancia fue parecida a la de cualquier niño. Jugaba con sus hermanos y amigos, iba a la escuela y ayudaba a su mamá. Ésta le hablaba de Dios y le enseñó a rezar y dar gracias por todo lo que recibía.

A los 4 años quedó huérfana.

A medida que fue creciendo comenzó a participar en los grupos de jóvenes que realizaban el bien en favor de los necesitados y se preparaban para la vida adulta.

Y siguió creciendo con el deseo de hacer el bien. Quería dedicarse de una manera especial a socorrer a los más necesitados; pero un joven de profesión escribano, le manifestó que la amaba y que deseaba formar con ella un hogar.

Ana maría tenía que elegir. Rezó mucho y al fin se decidió: su vida la consagraría a Dios y a todos aquellos a quienes pudiera socorrer.

A los 19 años falleció su mamá y ella abandonó Carmagnola. Se fue a vivir a Turín. Allí habían surgido una serie de obras benéficas que se ocupaban de ayudar a los necesitados: José Benito Cottolengo inició una casa para albergar a personas abandonadas de la sociedad; Juan Bosco se ocupaba de los niños y jóvenes que vagabundeaban por la ciudad. Los instruía en la religión y en las ciencias humanas; Leo nardo Murialdo se hizo cargo de un colegio de artesanos y trabajó por el bien de la juventud.

Los tres dieron origen a Comunidades religiosas y en ellas encontró Ana María un campo de acción adecuado para sus ansias de hacer el bien.

Ana María entregó muchas horas de su vida atendiendo y supliendo a mamás, esposas, hermanas, hijas con mucha abnegación. En muchas ocasiones visitaba en los hospitales a las familias pobres e incluso ayudaba con sus propios bienes.

En 1885, después de muchas jornadas de retiro espiritual, Ana maría con otras 5 jóvenes, vistió el hábito de Capuchina y desde ese día se llamó Hermana Francisca de Jesús.

Vistieron un hábito marrón, un cordón blanco en la cintura y una toca blanca cubierta con un velo negro.

La vida en la casa de Loano cambió con la llegada de las hermanas Capuchinas y eran muchos los elogios por el trabajo que realizaban.

Establecida en Loano, sobre la costa lígure del Poniente, en el verano de 1883, para aprovechar los baños de mar junto con su hermana Magdalena, Anna Maria empezó a asistir a la iglesia de los Capuchinos. Cerca de la iglesia había un edificio en construcción. Una mañana de agosto, saliendo de ella, se encontró con una escena dolorosa. Una piedra que había caído de los andamios de la obra había herido a un adolescente albañil en la cabeza de la que emanaba abundante sangre.

Anna María socorrió al joven, lavó y curó la herida; y, otorgándole un salario equivalente a dos días de trabajo, lo mandó a su casa para que pudiera descansar.

Ella consagró su vida a Dios desde muy joven y renunció, por amor a Dios y a los hermanos pobres, a toda posibilidad de bienestar que la vida le hubiera podido ofrecer.

En 1891 el padre Angélico partió hacia América con un grupo de jóvenes estudiantes que aspiraban al sacerdocio en la Orden Capuchina. La primera ciudad en la cual se establecieron fue Montevideo. Allí vieron la gran necesidad de catequizar a los niños, jóvenes y adultos y la falta de religiosas para atender a los enfermos .En seguida pensó en Madre Francisca. 

Es así que un 25 de mayo llegaron a Montevideo, primer escenario de la vida de las Capuchinas de la Madre Rubatto en América latina. El escenario que encontró era mucho más pobre que Europa.

También en América las hermanas se brindaron sin medir sacrificios y eran muchos los pedidos que les llegaban de todas partes del mundo.

La Madre estaba convencida de que el corazón del niño y del joven es como tierra fecunda, abierta al bien; y que Dios es el único que puede llenarlo de un Amor Gratuito.

En 1899 partió con un grupo de hermanas hacia Brasil en una nueva misión de amor y con su salud ya muy resentida. De aquí viaja a Italia y allí recibe una terrible noticia desde Brasil: Los Padres, las Hermanas y unos 200 cristianos habían muerto en manos de los indios.

En 1902 viaja hacia América del Sur. En Montevideo, asumió la construcción de la iglesia de San Antonio y de la casa de Belvedere.

Tras contraer cáncer en Montevideo, falleció en dicha ciudad el 6 de agosto de 1904 a los 60 años por dicha enfermedad. Fue inhumada por voluntad propia en el cementerio de los pobres de dicha ciudad. A la fecha (2016), las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto sirven en la Iglesia en Italia, Uruguay, Argentina, Brasil, Perú y África Oriental. 

Su Santificación

Para que alguien sea declarado santo se deben cumplir ciertos pasos: el comienzo del proceso, la declaración de que vivió de modo heroico las virtudes, un milagro que certifica que es beato y un segundo milagro que asegura que es santo.

En el caso de la Madre Francisca, fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993.

Unos diez años después el Vaticano recibió el expediente con el que sería el milagro que daría cauce a la canonización. Se trata de un joven de Colonia que tuvo un accidente de tránsito y quedó en coma, con múltiples lesiones. Una tía suya, vinculada a los colegios de las capuchinas, comenzó a rezar a la Madre Francisca. El joven despertó sin secuelas y los médicos dieron fe de que no había explicación científica para semejante evolución.

En 2019 el Vaticano aprobó la autenticidad del milagro a nivel científico y teológico.

Fuente: Sra. María del Carmen Lemos - Directora Instituto Hermanas Capuchinas