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Mercosur - Arquitectura Nacional

  • Fecha de emisión: 28/12/2007
  • Código: 2007-36-S
  • Valor: : $ 49.- la serie compuesta de 2 sellos de $37 y $12 (pesos uruguayos)
  • Dibujante: Daniel Pereyra
  • Dentado
  • Tirada: 15000 series

Edificio Joaquín Torres García.

Este impresionante edificio, sede de la compañía estatal de telecomunicaciones ANTEL, es actualmente el edificio rascacielos más alto del Uruguay. Su altura total es de 158 metros. Tiene 35 plantas (160 m de altura ) y 20.000 m² aproximadamente, que albergan las oficinas administrativas y de las autoridades de ANTEL.

Es un edificio de estilo futurista, uno de los que integra el Complejo de las Comunicaciones, finalizado en 2002, dirigido por el arquitecto Carlos Ott. Domina la bahía de Montevideo con su silueta característica y es visible desde muchos puntos de la ciudad. Cuenta con el Museo de las Telecomunicaciones, un mirador panorámico y una sala para realizar teleconferencias, eventos y convenciones.

El edificio principal, por su altura y situación particular frente a la bahía, pasa a ser un mojón urbano que se recorta en la silueta de Montevideo. Por eso su proyectista le dio un perfil esbelto y de cuidado diseño que aporta un nuevo elemento a la imagen de la ciudad.

Las formas y volúmenes del complejo, expresados en un lenguaje contemporáneo con materiales de alta tecnología, manifiestan la voluntad expresa de que la torre representa la jerarquía de la empresa y su estrecha relación con las últimas tecnologías.

El pasado 30 de octubre de 2007, en homenaje al maestro Joaquín Torres García, este edificio conocido popularmente con el nombre de “Torre de las Comunicaciones”, fue bautizado con el nombre del prestigioso artista nacional.

Casa Julio Vilamajó

Julio Vilamajó, arquitecto, nació en Montevideo en 1894.

Gran Premio de la Facultad de Arquitectura, fue uno de nuestros mayores creadores en el campo arquitectónico.

Del estudio de su trabajo se desprenden los aspectos integradores que caracterizan toda la obra del maestro. Una integración entre la arquitectura y el medio que la contiene.

Excelente dibujante, artista demente fecunda, proyectó residencias privadas, edificios de apartamentos, hoteles, edificios educativos, urbanizaciones, complejos deportivos, establecimientos comerciales. Su cuidado amor por los detalles le llevó a diseñar incluso el equipamiento de muchas de sus obras.

En 1947 es designado como uno de los 10 arquitectos integrantes de la Junta de Proyectistas Consultores, para la construcción del edificio de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Este reconocimiento a su trayectoria lo llevaría a compartir la tarea con creadores de la talla de Markelius, LeCorbusier o Niemeyer.

Expone un desarrollo que ve el futuro como continuación lógica del pasado y propone un plan exaltador de la personalidad ciudadana, ya creada.

Considera un valor esencial de la planificación urbana la conservación de los centros que se han constituido y crecido en forma natural generando núcleos de vida caracterizados. Entiende que esos componentes naturales de las estructuras ciudadanas son factibles de recibirlas necesarias operaciones de reacondicionamiento manteniendo el respeto por su identidad.

Su propia residencia, declarada Monumento Histórico Nacional recién en el año 1990, no solamente posee una plasticidad innovadora para su tiempo, en la que el artista afirma su propio lenguaje, sino que resulta una lección de ordenamiento espacial.

En un predio de reducidas dimensiones, pero situado en un lugar privilegiado de la ciudad, Vilamajó logra desarrollar un programa de vivienda completo en el que incluye áreas sociales, privadas y de servicio, garaje, su propio estudio, jardines y terrazas. Disponiendo los locales en dirección vertical los vincula interiormente por medio de una escalera y exteriormente por la interrelación de las terrazas.

Su plasticidad en fachada resulta articula da por la inclusión de piezas de cerámica dispuestas en una red rítmica a la manera de muchos edificios del estilo plateresco español. El mismo tratamiento, pero con piezas de bronce, lo incluye en la agencia General Flores del Banco de la República. En este edificio es de mencionar el espectacular tratamiento de la decoración interior, casi abstracto, en el que la iluminación artificial juega un papel plástico preponderante.

Descifrando el lenguaje de los tiempos, las ideas de Julio Vilamajó presentan esa profunda comprensión de los elementos que forman parte de lo que hoy consideramos como bien cultural, sobre los cuales realiza una sabia integración de su nueva arquitectura. Arquitectura que evoluciona desde las más íntimas tradiciones de nuestras raíces hispanas y sin abandonarlas, llega a las vanguardias modernas con un lenguaje propio. Su obra, monumental, coherente, por sobre todas las cosas sensible y plástica, creada para ser vivida con esa vida rica, “continuación de la tradición arquitectónica de la ciudad”, “sitial propicio a la evocación del pasado...” como él mismo decía con referencia al proyecto para el viejo Mercado Central, debe ser considerada por nosotros como un conjunto que nos pertenece y que forma parte, todo él, de nuestro Patrimonio Histórico Cultural.