R.O.U. CAPITÁN MIRANDA
Este buque fue construido en los Astilleros de Matagorda (Cádiz) por la Sociedad Española de Construcción Naval, con destino a ser empleado en tareas hidrográficas. Una misión de Oficiales encabezada por el C/C Julio Lamarthée, e integrada por los Alféreces de Navío Alberto Martorell y Francisco Risso, el Guardia Marina Héctor Miralles y los Tenientes de Navío Horacio Bogarín y Julio Poussin (estos últimos destacados en España para realizar un curso de hidroaviación), controlaron las obras. Las características de la nave eran 55 metros de eslora, 8 metros de manga, 3.40 de calado, propulsión diesel y a vela, y capacidad para 47 tripulantes. La botadura del “Capitán Miranda” se produjo en el mes de julio de 1930, y la elección de su nombre se había dispuesto anticipadamente a ello, en honor del destacado Oficial de Marina. Su arribo a puerto montevideano se produjo el 16 de diciembre de 1930, partiendo meses más tarde hacia las costas del Este donde efectuó un prolijo y acabado relevamiento en una campaña hidrográfica que se extendió cerca de un año, reflejándose estos estudios en múltiples cartas náuticas que abarcaron nuestras costas y mar territorial. Desde entonces fueron innumerables los servicios prestados por el “Capitán Miranda”, pero no se puede dejar de destacar un hecho en el que intervino, el cual enaltece su historial, y el de los marinos uruguayos. En noviembre de 1965, casualmente un 15 de noviembre- Aniversario de la Armada Nacional- en ocasión de que el “Capitán Miranda” navegaba con destino a Río Grande do Sul a fin de participar en la Fiesta del Mar, logró el rescate de los náufragos del carguero argentino “Esquel” que se había hundido en medio de un violento temporal. El buque fue distinguido al llegar a su destino como “Héroe del Mar” y sus tripulantes recibieron el reconocimiento de los participantes en el evento, así como el de los Gremios Marítimos Argentinos. Años más tarde, cuando en 1976 ya el buque estaba destinado a ser desguazado, se pensó en que podría ser acondicionado como buque – escuela. El Mando Naval impulsó esa iniciativa, comenzándose los estudios previos a los trabajos para su remodelación. En base a los proyectos planteados, se aumentó su superficie bélica, se le construyeron alojamientos adecuados, se efectuó su remotorización se modernizaron sus sistemas y se adecuó en un todo al objetivo para el que sería destinado. Participaron en la transformación varias empresas de nuestro país, adquiriéndose en el exterior sólo elementos indispensables, contado para los trabajos con personal especializado de la Armada Nacional. El 20 de octubre de 1978, cumpliendo el viejo sueño de que la Marina dispusiera de un velero-escuela, inauguró esta etapa con el primer viaje de instrucción, función en la que continúa hasta la actualidad.
