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Centenario de la muerte del General Aparicio Saravia

El sello se divide en cuatro ilustraciones de campos de batallas: Batalla de Paso del Parque, Batalla de Fray Marcos, Batalla de Masoller y Batalla de Illescas.
  • Fecha de emisión: 08/09/2004
  • Código: 2004-25-S
  • Valor: $ 10 (pesos uruguayos)
  • Dibujante: Carlos Menck Freire
  • Tirada: 15.000
  • Tema: Personas destacadas

Centenario de la Muerte del Gral. Aparicio Saravia

Aparicio Saravia comenzó muy joven su actividad militar, Varios historiadores ya lo ubican peleando en la revolución de las lanzas (1870-1872) acaudillada por Timoteo Aparicio contra el gobierno del General Lorenzo Batlle, padre de José Batlle y Ordóñez, quien terminaría siendo el último gran enemigo de Aparicio. En aquella lucha se ganó el grado de cabo y el apodo que no lo abandonaría de "Cabo Viejo".

Pero su gran bautismo en las armas se produjo en la revolución federalista de Brasil, donde fue herido de bala y logró fama por su valentía y su habilidad para cargar a lanza seca.

Aparicio peleó en Brasil con quien era la principal figura de aquella revolución, su hermano mayor Gumersindo, nacido en el país norteño.

Aparicio luchó, primero en 1891, y luego desde 1893 junto a su hermano mayor y se convirtió en lugarteniente indiscutido, Pero el 10 de agosto de 1894 Gumersindo murió en una emboscada atravesado por una bala, el mismo destino que le esperaba a Aparicio una década más tarde.

El hecho afectó duramente a sus seguidores y el futuro caudillo blanco fue designado en Brasil como sucesor de su hermano. En 1895 la revolución terminó de deshilacharse y Aparicio con unos pocos hombres volvió al pago, La guerra, de todos modos, le brindó gran prestigio y el grado de general, y el 14 de enero se produjo el combate de Mansavillagra en el que las fuerzas gubernistas salieron airosas, Al día siguiente se produjo el combate de Illescas y a este siguió el de Las Palmas, con los blancos en retirada.

Muniz se apresuró a festejar un triunfo definitivo sobre los revolucionarios y ese equívoco estado de ánimo fue reflejado en las páginas de El Día, que aseguró que la "guerra, como guerra de batallas, ya está concluida"

Muniz se había equivocado y siguió con rumbo a Brasil a una columna que creía era la principal del propio caudillo revolucionario, y que no era más que de hombres heridos y animales en pésimo estado.

Aparicio, mientras tanto, había bajado hacia el sur con sus fuerzas y estaba cerca de Montevideo. Frente a la alarma del gobierno, enfrentó en Fray Marcos (Canelones) al ejército comandado por otro viejo General: Melitón Muñoz. Todas las previsiones gubernistas fallaron y Aparicio, el 31 de enero, ganó sin mayor esfuerzo, apoderándose del armamento abandonado por los hombres de Muñoz en su huida, incluidas dos ametralladoras y otras piezas de artillería. La capital se preparó para recibir el ataque de los revolucionarios, Batlle y Ordóñez se encargó personalmente de organizar la defensa de una ciudad que no estaba lista para una circunstancia como esta.

El 2 de marzo, se produjo el combate de Paso del Parque, sobre el Daymán, entre Salto y Paysandú.

Los revolucionarios, frente al ejército de Muniz, tuvieron importantes pérdidas, tanto en vidas, como en armas y municiones que debieron dejar atrás. La derrota nacionalista, según cuenta Nepomuceno Saravia, "fue causada por un error de apreciación del General", como él mismo lo admitió. Saravia, no creyó, como le advirtieron desde su extrema retaguardia, que las fuerzas de Muniz estaban muy cerca de él. Y efectivamente se le vinieron arriba.

Los colorados también tuvieron numerosas bajas y además no lograron el principal objetivo trazado por Batlle: que Saravia y sus hombres no cruzaran el Río Negro, porque a pesar del costo pagado en Paso del Parque, Aparicio pudo una vez más evadir a Muniz y llegar hasta Rivera. Allí recibió nuevos refuerzos de armas y municiones.

Para poder llegar a Rivera, Aparicio había planificado separar a los ejércitos colorados de Vázquez y el General Pablo Galarza. Con ese objetivo dio la orden a la vanguardia cuyo jefe era Basilio Muñoz, hijo "de avanzar para pasar primero que el enemigo por Masoller rumbo a Rivera; se preveía que el enemigo trataría de tomar las fuertes posiciones de los cercos dobles de piedra que salen de Masoller por la Cuchilla de Haedo y así lo hicieron. La vanguardia roja se parapetó en los cercos tomando la delantera", según relata Nepomuceno Saravia. La causa, según éste, fue que la vanguardia blanco "no cumplió con lo ordenado".

El 1º de setiembre, Saravia y Vázquez se encontraron frente a frente. Ahora también los blancos- cuyos jefes querían pelear- contaban con artillería y ametralladoras y además se permitieron dejar a buena parte de sus tropas de refresco, para el caso previsto de que la batalla se extendiera durante dos días. Tal como se explicó antes, al culminar la primera jornada, los blancos tenían todo para ganar. Hasta que una bala de máuser dio de lleno en Aparicio, que cayó herido junto a su hijo Mauro, que integraba su escolta con sólo 14 años.

Herido Saravia, el desconcierto comenzó a prevalecer y las tropas blancas empezaron a dispersarse ante la sorpresa de los colorados que estaban en situación apremiante. Los intentos por imponer a otro jefe e incluso a un triunvirato fracasaron. La fuerza de caudillo se hacía visible, quizás más que nunca, en el momento de su caída. El triunfo que parecía inminente se transformó entonces –por efecto de una sola bala- en una derrota en campo de batalla.