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Serie América UPAEP -Mitos y Leyendas

  • Fecha de emisión: 28/09/2012
  • Código: 2012-24-mp
  • Dibujante: Silvia Segundo

Reseña

Serie América – Upaep

Mitos y leyendas

El Negrito del Pastoreo

Es sin duda ésta la más conocida de cuantas leyendas circulan por la campaña uruguaya, cuyos habitantes -sobre todo las mujeres- creen a pies juntillas la existencia de su protagonista, como asimismo en la sobrenatural facultad que le permite realizar “hallazgos” milagrosos cada vez que sus devotos se lo solicitan.

Esta ingenua creencia, de hondo arraigo popular y vigencia permanente, contra la cual nada ha podido el curso de los años, tuvo su origen en tiempos muy remotos, y desde entonces la tradición oral se ha encargado de irla perpetuando entre nuestros criollos, a lo largo de muchísimas generaciones, y con una fidelidad que mueve a asombro.

Cuenta la leyenda en cuestión que durante la época de la dominación española, cuando las primitivas estancias de estas tierras carecían de alambrados divisorios, y su vastísima área estaba delimitada naturalmente por arroyos y ríos, vivió en una de ellas un negrito esclavo, de cuerpo endeble y ojos descomunales, cuya misión era cuidar las ovejas que integraban la hacienda del establecimiento.

Durante el día las llevaba de un lugar a otro, a la manera de los pastores europeos y asiáticos, buscándoles, a fin de que se alimentaran mejor, aquellas zonas donde las pasturas eran más jugosas y tiernas. Y antes de que oscureciera las conducía hasta la espesa arboleda donde acostumbraban a pernoctar, al amparo de lluvias y vientos.

Cierta tardecita se entretuvo el niño saboreando pitangas y chalchales maduros en el monte, y al regresar lo sorprendió la noche en el camino. Una noche de tormenta, cuyas tinieblas sembraron la inquietud y el miedo en el rebaño. Y también en el corazón del pastorcillo. Entonces, para colmo de males, se le extravió al niño una oveja. Y fue precisamente una ovejita negra como él, la única de ese color que había en toda la majada, y por ello mismo la preferida de su adusto patrón.

Cuando éste se enteró de lo ocurrido, mandó  al pequeño y azorado pastor en busca del animal extraviado, con la orden terminante de no retornar sin él.

La noche se había vuelto aún más tenebrosa. En el cielo no se veía ni una sola estrella. Y los campos que integraban la estancia eran inmensos. Encontrar en tales circunstancias una oveja negra parecía cosa imposible. Sin embargo el negrito regresó con la que buscaba antes del amanecer, extenuado el frágil cuerpecillo, pero los enormes ojos zahoríes más alegres y brillantes a consecuencia del triunfo.

Nadie supo jamás de qué medios se valió  el pequeñuelo para encontrar la oveja. Según algunas versiones, lo ayudaron las luciérnagas con sus farolitos de luz verdosa. Según otras, fueron las enigmáticas lechuzas -para cuyos ojos la noche no tiene ningún secreto- quienes guiaron sus pasos entre las tinieblas. Y él, por su parte, siempre guardó un hermético silencio acerca de lo ocurrido.

Pero lo cierto es que desde entonces, según afirman con ingenua convicción nuestros paisanos, cuantos pierden algún objeto en el campo le encomiendan la búsqueda al servicial Negrito del Pastoreo, encendiéndose un cabito de vela para que así pueda ver mejor entre las sombras nocturnas, pues es siempre por la noche que realiza sus fabulosos hallazgos.

GARCÍA, Serafín (Cañada Grande, departamento de Treinta y Tres, 1905-Montevideo, 1985)-Cofundador y primer Presidente de Honor de A.U.L.I., académico, escritor muy conocido en el ámbito popular por su poemario Tacuruses se enorgulleció escribiendo para niños, hecho que le hizo merecedor de Mención de Honor del Premio Andersen por Piquín y Chispita. Premio Nacional de Literatura es autor ampliamente disfrutado por El totoral, Blanquita, Leyendas y supersticiones y sus Aventuras de Juan el Zorro que él mismo adaptó para el sector más joven.

LEYENDA DE LA FLOR DE CEIBO 
Fernán Silva Valdés (uruguayo)

Me lo dijo un indio viejo y medio brujo 
que se santiguaba y adoraba al sol: 
˜ Los ceibos del tiempo en que yo era niño 
no lucían flores rojas como hoy. 
Pero una mañana sucedió el milagro 
-es algo tan bello que cuesta creer-; 
con la aurora vimos al ceiba
l de grana, 
cual si por dos lados fuera a amanecer. 
Y era que la moza más linda del pago, 
esperando al novio toda la velada, 
por entretenerse se había pasado 
la hoja del ceibo por entre los labios. 
Entonces los ceibos como por encanto, 
se fueron tiñendo de rojo color. . .˜ 
Tal lo que me dijo aquel indio viejo 
que se santiguaba y adoraba al sol.

Artísta Plástica - Silvia Segundo-

De formación autodidacta y su actividad se ha desarrollado en Uruguay y en Holanda. Donde residió desde 91 hasta 1995.

Ha participado en talleres, actividades teatrales y danza.

Sus actividades principales han tenido lugar en el área de artes plásticas y de composición de letras, integrando en su trabajo las diferentes disciplinas.

Participó en numerosas exposiciones en Uruguay y Holanda y ah realizado las carátulas para los libros: Palpites. Helvecia Pérez (2004)

Luna Paraíso. Juan Scuarcia (2004)

Corazonada libro objeto con pinturas, poesía Paula Baden (2012).

Coordinación Filatelia