• Fecha de emisión: 02/09/2014
• Código: 2014-24-mp
• Diseño gráfico: Patricia Cerban

Reseña

Segundo Decenio de los Pueblos Indígenas del Mundo

Son representaciones antropomorfas femeninas, correspondientes al grupo del mismo nombre, que se desarrolló en lo que hoy es Ecuador -en el Área Intermedia- en el período Formativo, 4000 a.C. – 500 d.C.

Poseen un tamaño de entre 7 y 20 cm y fueron en principio de piedra, para pasar luego a ser modeladas a mano, a partir de dos cilindros de barro unidos en el cuerpo y la cabeza y separados en las piernas, con el agregado posterior del tocado y los brazos. Poseen formas redondeadas y atributos sexuales bien marcados -sobre todo los pechos-, ojos incisos o en forma de grano de café, gruesas cejas, brazos sobre el cuerpo y piernas sin pies. Se ha teorizado mucho acerca de la finalidad de estas figuras. Algunos investigadores las ven como símbolos o talismanes e idolillos propiciadores de fecundidad. La arqueóloga italiana Constanza Di Capua sostiene, en base a la variación de los rasgos -formas del cuerpo y representación del cabello- y estilos, que se trata de figuras alusivas a los ciclos fisiológicos de la mujer en distintas etapas. Desde la núbil, con un abultamiento en la región púbica, ausencia de brazos, tronco recto y cabeza rapada, pasando por la pubertad, con depilación parcial del cabello e insinuación de senos y brazos, y la adolescencia, donde las figurillas se representan con cuerpos desarrollados, hasta la adultez y preñez, con el vientre abultado, sugiriendo embarazo. Para la investigadora, las figuras se asocian al culto femenino que se desarrolló en la sociedad Valdivia y son, junto con las funerarias, un testimonio de cómo esta sociedad confiere poder a las reproductoras del grupo.

 

Información cedida por

El Antropólogo Luis Bergatta.

Coordinación Filatelia