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150 Años Fallecimiento Brig. Gral. Manuel Oribe

  • Fecha de emisión: 13/11/2007
  • Dibujante: Renzo Vayra

Brig. Gral. Manuel Oribe

¿Quién era Manuel Oribe?

 Nace en Montevideo el 26 de agosto de 1792, octavo hijo del teniente coronel del Real Cuerpo de Artillería, Francisco de Oribe y de María Francisca de Viana y Alzáibar, hija del mariscal José Joaquín de Viana, primer y muy acreditado gobernador de Montevideo en el siglo XVIII.
 Formado en este hogar patricio, de rancia estirpe española, austero, religioso, caballeresco, adquirió un hondo sentido de sus deberes hacia Dios, la Patria y el Rey, sin embargo, no le impidió ser un hijo de su tiempo, un espíritu abierto a las inquietudes filosóficas y políticas que inspiran las transformaciones de aquel período histórico.
 Fue héroe de la Independencia, lugarteniente de Artigas, segundo Jefe de los Treinta y Tres Orientales que iniciaron la gesta de liberación del yugo brasileño, Presidente Constitucional de esa República Oriental del Uruguay que como pocos había contribuido a forjar, campeón de la nacionalidad contra las intervenciones extranjeras y estadista brillante, puro y creador.
 Oribe fue de los pocos héroes de la Independencia americana que nunca tuvo tentaciones dinásticas ni sirvió bajo banderas realistas o imperiales; siempre tuvo hondas convicciones republicanas.
 Por educación, idiosincracia y por vocación, Oribe amaba la libertad, pero no la concebía si no encuadrada en el orden y la ley.  Por eso, si comprendió y aceptó provisoriamente el carácter montonero y tumultuoso de la guerra revolucionaria en los inicios de la América independiente, nunca admitió como un estado natural perdurable el desorden anárquico, la arbitrariedad erigida en sistema y el ondulante equilibrio social basado en la prepotencia de las personalidades fuertes, que confiscaban la autoridad que solamente podía asentarse en la Ley, en la legitimidad institucional surgida de la voluntad del pueblo.
 Su vocación, temprana y constante, fue la milicia.  Oribe era, sin dudas ni fisuras un soldado.  Era un militar cabal, auténtico, al que puede presentarse como ejemplo y prototipo de tal.  De ahí su profundo sentido legalista y civilista, su perfecta noción de los derechos, de los deberes, y de las limitaciones de su estado, su respeto del Poder Civil asentado en orden jurídico; su convicción de que sin legalidad no hay salvación; en términos modernos, que sin Derecho no hay sociedad ni civilización.  Toda su vida es ejercicio y afirmación de esos postulados básicos.  El que ignore o no comprenda esto, no podrá jamás interpretar su figura ni entender la esencia de la corriente histórica que inspiró: el Partido Nacional.
 Siendo militar de carrera ganó sus grados en un proceso orgánico sin tachas.  Las tropas que comandó y llevó casi siempre a la victoria, fueron verdaderos ejércitos, disciplinados y organizados.  Severo y exigente en el cumplimiento del deber, tuvo un inalterable concepto de paternalismo para con el subalterno, oficial o soldado.  La imagen de sus ejércitos nunca pudo aproximarse a la que dejaron otras tropas, que hicieron del grito magnífico de “Viva la Patria” un símbolo de desorden y pillaje.
 También fue el primer y más grande estadista de la República Oriental del Uruguay, a partir de marzo de 1835.  Intérprete de las aspiraciones y sentimientos de todos los hombres de paz y trabajo del País, consciente de las necesidades de éste con una visión clarísima de las metas a alcanzar y de los medios legales y técnicos para lograrlo.  Era estadista y eso significa soñar un País, anticipar su futuro en su presente y construirlo con amor y coraje.

SINTESIS BIOGRAFICA DE SU ACTIVIDAD PUBLICA

La década artiguista

 En octubre de 1812, inicia su carrera militar a los 20 años, cuando su madre  lo acompaña junto a su hermano Ignacio hasta el campamento de las fuerzas de Buenos Aires, comandadas por José Rondeau en la línea sitiadora de Montevideo, donde se albergaban las fuerzas regentistas españolas comandadas por Vigodet. 
 El 20 de octubre aparece Manuel Oribe revistando en el Regimiento de Dragones de la Patria a órdenes del Teniente Coronel Rafael Ortiguera y el 1º de noviembre cumple su bautismo de fuego combatiendo contra los regentistas en el Arroyo Seco y, en la tarde del mismo día, en las Tres Cruces.
 La batalla del Cerrito, el 31 de diciembre de 1812, se genera cuando Vigodet temiendo la llegada de Artigas al sitio, con lo que hubiera hecho extremadamente difícil la situación de la plaza, decide hacer una salida contra los sitiadores, pero Rondeau acometiendo con bravura con su gente, entre los que estaban los hermanos Oribe, Ignacio y Manuel, logra una espléndida victoria.
 Asciende a sub Teniente de Artillería el 4 de diciembre de 1813.
 En junio de 1814, Vigodet tuvo que capitular, entregando la ciudad de Montevideo al Cnel. Alvear, sustituto de Rondeau.  Oribe entra en la ciudad en el contingente a órdenes de dicho Coronel.  En este hecho culmina la dominación española en el Río de la Plata, después de casi tres siglos. 
 Nombrado Don Estanislao Soler Gobernador de Montevideo, Oribe es designado su ayudante. 
 El 26 de diciembre de este mismo año es ascendido a Teniente de Granaderos.
 Estando la plaza de Montevideo en poder de los porteños argentinos, Artigas despachó a Fernando Otorgués para pedir su entrega.  Alvear se negó a ello.  Empezó entonces la guerra entre orientales y porteños, que finalizó con la victoria de Artigas en Guayabos el 10 de enero de 1815, esto obligó a los porteños a evacuar la provincia oriental y a desalojar Montevideo.  Artigas nombró a Otorgués como Gobernador de Montevideo.
 Otorgués lo asciende a Capitán de Artillería con fecha 8 de marzo de 1815 y en tal carácter, como Comandante de la primera compañía de esa Unidad de reciente creación, rinde honores a la bandera artiguista izada en el Fuerte el 26 de ese mismo mes.
 Artigas a los tres meses de designar a Otorgués lo sustituye por don Miguel Barreiro.
 Existen en Montevideo intrigas antiartiguistas.  Por lo tanto, Miguel Barreiro cesa a los oficiales desafectos al artiguismo el 5 de diciembre de 1815, entre los que no figura Oribe.
 El 3 de setiembre de 1816, en plena invasión portuguesa a la Provincia Oriental, Barreiro es apresado por esa misma tendencia opositora al artiguismo, llamada los Cívicos, y Oribe, con algunos hombres de su compañía, libera al Gobernador Barreiro y detiene a los cabecillas.
  Estos hechos fundamentan dos juicios que son importantes para juzgar la personalidad de Oribe:
a) actuaba enérgica y decisivamente, en meses de extrema tensión.
b) se deshacen argumentos ligeros que esgrimieron un “antiartiguismo” del oficial Manuel Oribe, artillero de 24 años.
         El 18 de marzo de 1817 combate a órdenes de Rivera contra Lecor (brasilero al servicio portugués), en Paso de Cuello.
 Ante la designación de Artigas en 1817 de Rivera como Comandante en Jefe de las fuerzas Orientales en lucha la invasión portuguesa, Rufino Bauzá, Coronel artiguista, junto a un número importante de oficiales, entre los que se encontraba Manuel Oribe, discrepan con la designación de Artigas y deciden abandonar la línea sitiadora de Montevideo.  Pasan a Buenos Aires, de donde todos dependían, incluso Artigas.  Oribe quedará a órdenes de su ex jefe en 1812, José Rondeau.
 Interviene en las luchas internas argentinas de 1820, bajo distintos jefes (Soler, Dorrego), hasta que el 1º de febrero de 1821 solicita la baja “sin goce de fuero ni uso de uniforme”.  Retorna al Montevideo ocupado por los portugueses.

 


Los años cisplatinos

 En 1822 el Brasil se separó de Portugal, erigiéndose en un imperio.  Se formaron entonces en Uruguay dos corrientes: el de los Lusitanos, al mando de Alvaro Da Costa y el de los Imperiales, encabezados por Lecor.  En ambas corrientes había orientales.   La mayoría de los patriotas aprovechó esta división del enemigo para tratar de recuperar la libertad.
 A ello encaminó sus esfuerzos la sociedad de “Los Caballeros Orientales” que integraba Manuel Oribe, que negociaban con los Lusitanos la independencia del País.
 El 16 de marzo de 1823, al mando de una fuerza lusitana, derrota en el paso de Casavalle (cercanía de Montevideo), a una fuerza brasilera al mando de Gómez Jardín, causándole 57 bajas entre muertos y heridos; su prestigio personal logra la incorporación de 150 efectivos de los derrotados. 
 Sin embargo esta tentativa de independencia fue infructuosa, pues al fin triunfó Lecor (brasilero) y el Uruguay fue incorporado al imperio de Brasil, como provincia Cisplatina.
 Entonces muchos orientales que habían peleado contra Lecor, para evitar la represión brasileña, tuvieron que emigrar a Buenos Aires, entre ellos Oribe y Lavalleja, donde proyectaban volver a su Patria para librarla del dominio extranjero.
 El 1º de abril de 1825, desde San Isidro, Buenos Aires,  sale el primer grupo de la Cruzada Libertadora, que integra Manuel Oribe como segundo Jefe; llegarán todos el 19 a la Playa de la Agraciada, (costa uruguaya frente a Buenos Aires).  Juan Antonio Lavalleja es el primer Jefe de esta Cruzada, sin embargo, el comando intelectual y organizativo lo realiza el Teniente Coronel Manuel Oribe.

La formación del Estado Oriental (1825/1830)

 En poco tiempo de empezada la Cruzada Libertadora, toda la campaña oriental estuvo en poder de los patriotas.
 Lavalleja convocó entonces a los orientales para la elección de un gobierno provisorio.  Poco después el gobierno invitó a los Orientales a nombrar Diputados que los representaran en una Asamblea General.  El 25 de agosto de 1825 la Asamblea de Representantes declaraba a la Provincia Oriental, libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador de Brasil y de cualquier otro poder del universo.
 Luego de esta declaratoria de Independencia tomaron nuevo vigor las operaciones de guerra entre los orientales y los brasileros.  Lo más importante de ellas fue la Batalla de Sarandí, en la cual a las órdenes de Lavalleja y con Manuel Oribe comandando gloriosamente el centro, los patriotas consiguieron una espléndida victoria el 12 de octubre de 1825.
 Al mismo tiempo, Oribe es nombrado por el gobierno provisorio, Comandante de las fuerzas patriotas sitiadoras de Montevideo en poder de los brasileros, teniendo a su cargo aproximadamente 800 hombres. 
 El 9 de febrero de 1826, tiende una emboscada, sorprende y bate en la falda del Cerro montevideano a los brasileros, desafiando la metralla de la fortaleza.  60 muertos opresores y uno solo oriental certifican la victoria en este combate.
 El gobierno argentino, que hasta ahora se había mantenido neutral, aceptó la independencia del 25 de agosto se unió a Uruguay y entró abiertamente en guerra contra Brasil.
 A fines de 1826 el General Alvear al frente del ejercito republicano Argentino-Uruguayo invadió Brasil, donde se producen varios combates y una batalla decisiva: Ituzaingó
 Oribe con sus continuos peligros y éxitos le valen el coronelato del ejército republicano, el 26 de noviembre de 1826.
 Interviene en el alto Ibicuy en la victoria de Ombú el 16 de febrero de 1827.  Es el preludio a su nuevo laurel: El 20 de febrero de 1827 en Ituzaingó, con el regimiento 9, en el cual ha sido transformado su escuadrón de Dragones Libertadores que actuó en Sarandí.  Los brasileros dejaron más de 1.200 muertos tendidos en el campo.
 Allí, antes de esa decisiva batalla, sofrenó un motín de oficiales, para deponer al harto cuestionado Carlos de Alvear de la jefatura mayor, en las horas previas al memorable 20 de febrero.  El prestigio de Oribe valió para no trastornar la cúpula militar frente a nombres como Lavalleja, Paz, Lavalle, Lamadrid, y sus razonables cuestionamientos.
 En abril de 1827, toma audazmente Bagé, y luego se bate duramente en la victoria de Camacuá, el 23 de ese mes, frente a los mas renombrados militares brasileros.  Es la última acción bélica en Río Grande.
 El 21 de julio de 1827 es reintegrado al Comando de la línea sitiadora de Montevideo y el 3 de diciembre bate en Las Piedras a una importante fracción enemiga, tomándole 37 prisioneros
 En febrero de 1828 es designado  Comandante General de Armas de la Provincia Oriental.
 El 29 de este mes recibe reiteradas órdenes del superior Gobierno de perseguir a Rivera, de destruirlo y aniquilarlo, a él y a quienes lo acompañan.  Pero es el mismo Oribe quien informa a Lavalleja de que Rivera actúa de buena fe y que no debe ser hostilizado. 
 El 23 de abril de 1829 el Gobierno de la Provincia Oriental le recomienda la misión de recibir la plaza de Montevideo de las autoridades brasileñas, donde entra el 1º de mayo de 1829.
 Se había casado en febrero con Agustina Contucci.

Durante la presidencia de Fructuoso Rivera (1830/1834)

 Jurada la primera Constitución del Uruguay el 18 de julio de 1830, se procedió a las elecciones de Diputados y Senadores.  El 24 de octubre se reunieron éstos en Asamblea General, nombrando a Fructuoso Rivera primer Presidente Constitucional de la República.
 Mientras tanto Oribe, el 18 de setiembre es nombrado Capitán del Puerto de Montevideo.
 1832 es un año pleno de avances en su carrera:
- Jefe de Estado Mayor (interino)
- Comandante General de Armas
- Coronel Mayor (General de Brigada)
- Reorganizador de infantería y caballería
 Rivera –que no veía con buenos ojos, la vinculación estrecha de Oribe con su adversario mayor, Lavalleja- le había relegado al principio de su presidencia.  No pudo luego – debido al ya relevante currículo- sustraerse a su importancia militar.   Los enemigos del muy mal gobierno, tampoco.  Por eso, le invitan a participar de un movimiento insurreccional encabezado por Lavalleja.
 Estos alzamientos Lavallejistas que comienzan en 1832 lo determinan a empuñar nuevamente su espada, aceptando su designación como Ministro de Guerra y Marina el 9 de octubre de 1832.
 El Brigadier General Juan Antonio Lavalleja era su amigo y héroe venerado.  Su alzamiento era justo, en la medida que se producía contra un gobierno que llevaba al país a la ruina.  Pero era el gobierno legal.   La visión de la Patria futura, mas allá de las contingencias de un presente efímero, obligaban en el ánimo de Oribe a refrenar la justa ira y a esperar que el juego normal de los mecanismos institucionales permitiera encauzar al país por sendas más puras.  Oribe nunca subordinó los grandes y sagrados principios del patriotismo a consideraciones personales de amistad, o de interés subalterno.   Por eso, sostuvo al mal gobierno legal contra su grande y buen amigo rebelde e impaciente, manteniéndolo en el Poder.   Por eso Defensor de las Leyes.
 
Su presidencia (1835/1838)

 Cuando termina el primer período Constitucional de Gobierno, su candidatura se impone con la naturalidad de las soluciones obvias.  El país ansioso de orden administrativo y de paz, lo apoya con esperanza y entusiasmo.
 El comportamiento del Ministro de Guerra había sido tan brillante durante los cuatro años del disloque riverista, que por decisión unánime de la Asamblea General fue constitucionalmente elegido Presidente de la República para el segundo período.  Unanimidad que no ha logrado ningún otro gobernante a lo largo de toda la historia del país.  Un día antes de su designación presidencial es ascendido a Brigadier General.
 Rivera aceptó el “juego” constitucional y pidió la Comandancia General de la Campaña, que Oribe le dio.  Su idea era seguir mandando como siempre, hasta que a los cuatro años volviera a ser nombrado Presidente.  En los hechos nada cambiaría.  Pero Oribe consideraba que sus posaderas tenían otra función que la de calentar el sillón presidencial para Rivera.  Y empezó una gigantesca labor de gobierno.
 Una reseña del cuatrienio inconcluso nos muestra lo que sigue:

a. Reafirmación de una propuesta suya de 1834, por la que se mejora el   sistema de pensiones derivadas de acciones de guerra.
b. Crea las comisiones vecinales de fomento escolar, en la órbita municipal.
c. Regulariza la distribución de útiles escolares a modo gratuito.
d. Crea la Guardia Nacional, como un servicio ciudadano.
e. Sanea lo financiero mediante control de gastos, organización de la deuda pública y reducción del gasto militar.
f. Extiende el retiro militar a lo civil, siendo así el iniciador de la previsión social global.
g. Procura definir límites no estipulados con Brasil en la Convención Preliminar de Paz en 1828.
h. Elimina la innecesaria Comandancia General de Campaña el 19 de febrero de 1836.
i. Rechaza exigencias mercantiles excesivas del imperio británico.
j. Funda la Universidad Mayor Estatal.
k. Crea el Museo Nacional.
l. Difunde y extiende la enseñanza primaria.
m. Funda la Biblioteca Nacional, desbaratada la ya pobre Biblioteca Pública en la presidencia de Rivera.
n. Organiza y elimina corrupción en la enfiteusis; en 936 daciones en la presidencia Rivera, 792 eran fraude.
ñ. Reglamenta el funcionamiento de los tribunales eclesiásticos, en un país cuyo Estado privilegiaba la religión católica.
o. Procura mediante la misión de Juan Francisco Giró, obtener el reconocimiento español de la independencia.  La interrumpe la sedición de Fructuoso Rivera.
p. Concierta con Francia el primer tratado de comercio y navegación.
q. Reglamenta el servicio de Correo Nacional e Internacional.
r. Presenta a la Asamblea General el Mensaje de 21 de marzo de 1836 con sus propuestas relativas a cargas fiscales al agro, desarrollo de agricultura –atacando el latifundio -, y eliminando el impuesto de alcabala (sobre las ventas) por su efectos de cascada.
s. Declara nulas las patentes de los barcos dedicados al tráfico esclavista, liberando en un trienio luego de 1837 a los esclavos, bajo supervisión judicial. (Esta liberación se ve frustrada por la dictadura emergente de la violencia constitucional 1838, dirigida por F. Rivera).
t. Suprime fueros eclesiásticos y militares, mediante ley que Pablo de María (1892) elogia como “destinadas a destruir privilegios odiosos y perjudiciales de castas”.
u. Sanciona ley de impuesto a las herencias, con un porcentaje mayor si el beneficiario era no-residente.

 Lo bélico es de enorme resonancia en este tiempo, ya que Rivera empieza sus revoluciones para recobrar su “estancia grande”.  Sobre el arroyo Carpintería ( en el hoy Departamento de Durazno) se da la batalla, el 19 de setiembre de 1836, en que aparecen por vez primera para distinguir los bandos las divisas con colores identificatorios. La divisa blanca (los defensores de las leyes) es la del Partido de la Nación. Ese es el origen del nombre Partido Nacional.  No por ser “nacionalista” en el sentido conservador y patriotero, sino por ser de la Nación, con la cual se identifica.  Del bando de Rivera, la colorada, porque utiliza el forro de bayeta de los ponchos.
 En 1838 culmina el drama nacional.  En esos momentos un pigmeo vice-Cónsul de Francia entra en conflicto con el gobierno de la Confederación Argentina, sin más razón que empezar la época del imperialismo.  Aprovechado la presencia de la escuadra francesa, hace bloquear a la Confederación y pretende que el gobierno Oriental lo ayude.  Oribe contesta con gallardía y según Derecho.  Los franceses se arreglan con Rivera, al que dan armas y dinero y bloquean Montevideo.
 Oribe resigna –no renuncia- la presidencia el 23 de octubre de 1838, y el 24 se va con la gran mayoría del gobierno, incluido legisladores, para Buenos Aires.  La Confederación Argentina le recibe como Presidente y le trata como tal.
 Había defendido la soberanía, los desheredados, la economía de la naciente nación, el respeto a los derechos civiles, la Constitución; había respetado la convivencia internacional al no admitir ser base para una agresión a un país vecino.

 

 
La etapa argentina (1838 / 1842)

 Juan Manuel de Rozas –titular del poder en la Confederación Argentina, por delegación de las provincias- debe nombrar en 1839 un jerarca militar para enfrentar oposición armada.  La designación de Manuel Oribe es ilustrativa de su capacidad militar, de su reputación ética.
 Entre las varias victorias de sus ejércitos, hay 4 que son de su directa responsabilidad: Sauce Grande –donde salva la vida de Justo José de Urquiza -, Quebracho Herrado, Famaillá (desastre final de J. Lavalle) y el 6 de diciembre de 1842 la decisiva Arroyo Grande.  En ésta, con alrededor de 8000 hombres por bando, se enfrentó con el contingente unitario mal mandado por F. Rivera –al que los franceses insultan porque no había movido un dedo desde que lo instalaron en Montevideo- y terminó con la oposición definitivamente para la Confederación.  Ha sido  la batalla más grande de toda la vida rioplatense.
 La importancia de Arroyo Grande es enorme.   Habilita el retorno del Presidente Oribe depuesto en 1838 al otro lado del río Uruguay.
 Había mostrado que era la espada mejor del Plata, pacificando la Confederación Argentina en una fulgurante campaña que es un dechado de perfección castrense. 

El gobierno del Cerrito y la continuación de su presidencia (1843/1851)

 El 16 de febrero de 1843 llega al Cerrito de la Victoria y comienza el sitio de Montevideo, el que había de durar hasta el 8 de octubre de 1851.
 Diez años de sitio, de guerra y lucha por la independencia, dignidad y soberanía de un país gobernado íntegramente desde el Cerrito, en el que se aprueban todas las Leyes y Normas que el país utilizará hasta fines del siglo XIX.
 Desde el Cerrito, Oribe arma con solícito cuidado los restos del aparato institucional que las intervenciones extranjeras habían reducido a añicos: convoca a la Asamblea, hace elecciones complementarias, reconstruye el Poder Judicial,  promueve la educación y funda Iglesias.  
 El 28 de octubre de 1846 entra en vigor la ley de abolición total de la esclavitud, que vigilará permanentemente.  Determinará fuga abierta de esclavos desde Brasil hacia la tierra donde el color de piel no era discriminado. generando rencor de los esclavistas norteños contra Oribe.
 En política internacional Oribe alcanza contornos de grandeza y niveles de altura insuperables, junto a su Canciller Carlos Villademoros.  Las respuestas de la Cancillería Oriental a las insolentes presiones de la escuadra francesa constituyen una lección perdurable de geopolítica y de alta política internacional.   La solidaridad americana encuentra una formulación irreprochable cuando proclama (en nota enviada a Perú, el 5 de febrero de 1847, que sufre amenaza militar española) que la agresión a cualquier Estado Americano es una agresión a todos y por consiguiente también a la República Oriental.
   
 Su artiguismo lo expresa cuando debe el gobierno del Cerrito poner un nombre al camino que une la villa de la Restauración (capital de los sitiadores) con la localidad de Tres Cruces.  Oribe la nombra calle General Artigas en el primer homenaje público  que recibe en Uruguay. Nada se sabía de él, excepto que estaba en Paraguay.
 Otra triple alianza: colorados, Urquiza y Brasil  que también la financia, hace inútil la lucha.  La traición de Urquiza, el amo de Entre Ríos, a la Confederación Argentina sella su destino.  Es derrotada la República en 1851.  Como en 1838, el país en construcción posible, debió tumbarse por la fuerza foránea.
 Oribe, luego de la derrota, se retira a su quinta sobre el arroyo Miguelete, en Montevideo.

Los últimos años (1851/1857)

 En 1853 Brasil gestiona ante el Presidente Giró su destierro a España y lo logra.  De ese modo, sin Oribe, que era el custodio de la constitucionalidad, Brasil y los colorados voltean al propio Giró que presionaron para desterrar a Oribe. 
 Luego de su exilio de un bienio, regresa y debe acordar en la Unión (ex Villa Restauración), en el invierno de 1855, con el caudillo colorado Venancio Flores para abortar otro motín montevideano y acabar con la injerencia extranjera expulsando a miles de soldados brasileros que ocupaban el país.  Ello permite la asunción de Gabriel Antonio Pereira, para tranquilizar la sociedad civil.
 Pasó sus últimos años de retiro en digna pobreza, rechazando por igual auxilios materiales de sus partidarios, guardias y honores de gobierno. Falleció en su quinta del Miguelete el 12 de noviembre de 1857 a los 65 años de edad, rodeado del respeto de toda la ciudadanía.
 

Fuente: Material aportado por la Secretaría del Diputado Gustavo Borsari.