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Misión de Aviación Militar Italiana en América del Sur 1919

Retratos de Antonio Locatelli, Luigi De Riseis y Silvio Scarone, junto a imágenes de las aeronaves.
  • Fecha de emisión: 01/11/2019
  • Código: 2019.40.H
  • Valor: $ 140 (pesos uruguayos)
  • Diseño gráfico: Arq.Daniel Pereyra
  • Tirada: 5000 hojas filatélicas
  • Plancha: compuesta por 2 sellos
  • Tema: Celebraciones/Conmemorativo

Texto escrito para la página web del correo uruguayo para ser publicado con ocasión de la emisión de los dos sellos dedicados en el centenario de la misión de aviación militar italiana en América del Sur 1919

“El 18 de julio, feriado nacional en Uruguay, decidimos llevar nuestras alas a la capital, Montevideo. 

Volamos en formación, pero poco después de nuestra partida, mientras los otros dos aviones se dirigían directamente a la ciudad, por curiosidad me dirigí cien kilómetros al norte, a lo largo del río Uruguay y a través de las estepas de Entre Ríos hasta al pueblo de Mercedes.

Quería aprovechar la oportunidad de ese vuelo para conocer mejor el país.

Era un día tormentoso con un cielo temible, con un viento que hacía girar ciertas nubes de huracanes, mientras que aquí y allá las nubes pesadas se derretían bajo la lluvia.

Crucé el Río de la Plata justo sobre el agua...”

Con estas palabras el piloto Antonio Locatelli comienza la historia del homenaje que la Misión de Aviación Militar italiana en América del Sur hizo al pueblo de Uruguay en el Día del Jura de la Constitución de ese lejano 1919. 

Ese día, los aviones con la insignia tricolor italiana dieron vueltas dibujando figuras acrobáticas en el cielo de Montevideo; estos aviones eran:

  • Un hidroavión monoplaza Macchi M7 pilotado por el teniente Luigi de Riseis;
  • Un hidroavión L3 biplazas pilotado por el sargento Merola;
  • Un biplano SVA 5 monoplaza pilotado por el teniente Antonio Locatelli.

De los tres aviones, solo los dos últimos regresaron a los campamentos base de El Palomar y San Fernando, cerca de Buenos Aires.

Es permisible suponer que, como era costumbre de la Misión italiana, el hidroavión Macchi M7 permaneció en Montevideo como un regalo para las Fuerzas Armadas Uruguayas.

En los primeros meses posteriores al final de la Primera Guerra Mundial, el gobierno italiano, de acuerdo con los gobiernos de las naciones de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, envió una Misión de Aviación Militar a América del Sur, cuyo éxito superó las expectativas.

La Misión italiana fue la primera en llegar a América del Sur, seguida por las misiones de otras naciones europeas; los italianos fueron pioneros gracia a la numerosa y significativa comunidad de inmigrantes italianos, que favoreció las excelentes relaciones diplomáticas y comerciales entre Italia y estos Países.

El objetivo de la iniciativa fue transferir el conocimiento científico, el progreso industrial y los desarrollos organizativos adquiridos por la aviación italiana a las naciones involucradas.

Así fue que el 13 de marzo de 1919, un grupo selecto de pilotos muy jóvenes desembarcaron en Buenos Aires; eran los ases de la aviación precedidos en el extranjero por la fama ganada con hazañas atrevidas en los cielos de batalla.

Junto con ellos, también desembarcaron más de veinte aviones puestos a disposición por las principales industrias aeronáuticas Ansaldo, Caproni, Fiat, Macchi, etc.; los aviones se habían desmantelado al inicio y se embarcaron en dos barcos, para ser ensamblados como llegaron a su destino.

Estos fueron los mejores aviones y motores con un diseño totalmente italiano: los rápidos y confiables aviones de reconocimiento SVA 5, los aviones de combate Ansaldo A1 Balilla, los poderosos bombarderos Caproni cuyas dimensiones y capacidad permitían la conversión en cómodos aviones de pasajeros, los hidroaviones Macchi M7 elegantes en su perfil y adecuados para bajar en lagunas, ríos y mar.

El soporte técnico necesario para garantizar la eficiencia de los vehículos aéreos se confió a un gran grupo de jóvenes técnicos.

La pasión y la alegría con la que todos los miembros de la Misión vivieron esta experiencia sudamericana se vieron acompañadas por el entusiasmo despertado en las poblaciones locales.

De hecho, se realizaron numerosos vuelos durante los seis meses de estadía hasta el 13 de septiembre de 1919; desde las bases de El Palomar y San Fernando, cerca de Buenos Aires, los aviones se elevaron en vuelo para conectar las principales ciudades argentinas y fueron especialmente significativos los primeros vuelos que unieron la capital argentina con la capital de Chile, Santiago y con la capital de Paraguay, Asunción.

Seria justo resaltar con especial atención la serie de vuelos a la capital de Uruguay, Montevideo.

Facilitados por la proximidad de las dos ciudades capitales a orillas del Mar del Plata, los pilotos italianos compitieron entre sí volando sobre el agua en el inmenso estuario: Luigi de Riseis, Antonio Locatelli, Silvio Scaroni, Sargento Merola, solo por nombrar algunos, varias veces hicieron resonar el rugido de los motores de sus aviones, dando vueltas sobre los techos de las casas de Montevideo, a veces anunciados por mensajes telegráficos en otras ocasiones con acciones repentinas para provocar el efecto sorpresa.

La mayor expresión de la presencia de la Misión de Aviación Militar italiana de 1919 en Uruguay fue la participación en la fiesta nacional del Jura de la Constitución el 18 de julio con una formación aérea acrobática en el cielo de Montevideo.

Emoción y orgullo impregnan las numerosas cartas escritas a los aviadores por ciudadanos uruguayos de origen italiano.

Pero junto a estos momentos de gran valor deportivo, la Misión logró otros resultados importantes.

Puso las bases para un fructífero intercambio de conocimientos científicos y técnicos en aeronáutica con las más altas instituciones de estudio uruguayas y con los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Montevideo.

Habló con las instituciones militares ofreciendo colaboración en la capacitación del personal militar destinado a la aviación y puso a disposición su propia experiencia en la estructuración de la emergente Fuerza Aérea Uruguaya.

En Uruguay, de hecho, pioneros de la aviación como Boiso Lanza, Lacueva, Berisso etc. con su ímpetu proactivo, habían sabido atraer la atención en torno al vuelo durante algunos años y preparar condiciones favorables para el establecimiento de la Fuerza Aérea Uruguaya.

También se iniciaron negociaciones con empresarios locales para la comercialización y producción en el País de aviones y piezas de repuesto italianos.

Al momento de regresar a Italia, todos los aviones de la Misión permanecían en América del Sur donados por el gobierno italiano a naciones amigas; ciertamente, en los años siguientes, dos aviones Caproni aún volaban con los colores de la bandera uruguaya.

El Correo uruguayo en este año del centenario ha aceptado la solicitud de la Asociación cultural italiana "Le Muse" de rendir homenaje a la Misión de Aviación Militar Italiana en América del Sur del 1919 con la emisión de dos sellos.

En ellas se reproducen los ejemplares más interesantes de la flota aérea de la Misión: dos aviones terrestres, el Ansaldo A1 Balilla y el trimotor Caproni armado con una ametralladora, y un hidroavión Macchi M7.

Se proponen los tres aviones en vuelo con sus hélices girando y llevando la insignia tricolor de la bandera italiana pintada en la superficie inferior de las alas, en la escarapela lateral y en la cola.

En el costado del fuselaje del Ansaldo A1 Balilla es visible un escudo de armas rodeado por dos largas cintas ornamentales.

Este emblema de colores brillantes con obvio valor simbólico fue pintado en los costados de solo unos pocos ejemplares valiosos.

En él se representa al santo patrón de la ciudad de Génova, San Jorge matando al dragón, y las cruces rojas sobre fondo blanco pintadas en las cintas ornamentales reproducen el emblema de la antigua y gloriosa República Marinera de Génova.

Con esta referencia explícita, la empresa Ansaldo quería recordar el profundo vínculo con la ciudad de Génova, donde la empresa tenía su sede administrativa y una de las plantas de producción industrial del avión.

El perfil estilizado del mismo emblema también ha sido elegido para los matasellos de esta edición filatélica.

El campo inferior de la hoja filatélica recibe tres óvalos que enmarcan las caras de tantos pilotos de la Misión:

  • Antonio Locatelli: 5 de agosto de 1919, primo vuelo sin escalas desde Santiago de Chile a Buenos Aires, primo vuelo postal en América del Sur;
  • Luigi de Riseis: 8 de agosto de 1919, primo vuelo de Buenos Aires en Asunción de Paraguay, primo vuelo postal y primo vuelo pasajeros entre las dos capitales;
  • Silvio Scaroni: numerosos vuelos de conexión entre Buenos Aires y las principales ciudades argentinas.

En el fondo un gran mar y en el horizonte una tierra lejana sugieren la imagen poética y sentimental que evoca la extraordinaria aventura de jóvenes intrépidos que en esa tierra alcanzaron los objetivos más emocionantes en sus vidas de aviadores y dulces recuerdos.

Fuente: Associazione culturale italiana “Le Muse”
Texto: Marina Aurora Silvana Brezza
Traducción: Joaquin Esteban Quintiliano
La restauración de la imagen fotográfica original del piloto Luigi de Riseis, procedente del archivo privado italiano de Riseis, fue realizada por el estudio fotográfico Stefano Pistelli.