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100 años del fallecimiento de Amado Nervo

Retrato de Amado Nervo
  • Fecha de emisión: 31/05/2019
  • Código: 2019-22-H
  • Valor: $ 65 (pesos uruguayos)
  • Diseño gráfico: Arq. Daniel Pereyra
  • Tirada: 5.000 hojas filatélicas
  • Plancha: Hoja compuesta por 1 sello
  • Tema: Personas destacadas, Celebraciones/Conmemorativo

Centenario del Fallecimiento de Amado Nervo

En la hoja filatélica se aprecia al poeta Amado Nervo de perfil y al fondo una foto de época de la delegación de soldados uruguayos que custodiaban el féretro del poeta.

En el Matasello se aprecia el crucero “Uruguay”, uno de los barcos que acompaño al poeta en el cortejo marítimo hacia Mexico.

Su verdadero nombre era Amado Ruiz de Nervo Ordaz, nació el 27 de Agosto de  1870 en Tepic. México y fallece  el  24 de Mayo 1919  en  Montevideo, Uruguay.

Poeta, periodista, fue miembro de la Academia Mexicana de Lengua y Diplomático.

Entre sus obras se destacan las novelas: Pascual Aguilera (1892 y 1899) El bachiller (1895).  El donador de almas (1899) El diablo desinteresado (1916).

Y entre sus poesías se destacan: Poesías completas (Madrid: Biblioteca Nueva, 1935) Perlas negras (1898). Místicas (1898).Poemas (publicada en París en 1901).La hermana agua (¿1901?)El éxodo y las flores del camino (1902), verso y prosa. Lira heroica (1902). Las voces (1904). Los jardines interiores (1905). En voz baja (1909). Serenidad (1912). En Paz (1915), uno de sus poemas más conocidos. Elevación (1916). Plenitud (1918), prosa y verso. El estanque de los lotos (1919).El arquero divino (1920).La amada inmóvil (1920). Mañana del poeta (1938). La última luna (1943) 

Cuentos: Almas que pasan (1906). Ellos, prosa. Plenitud, prosa (1918). Cuentos misteriosos (1921). Los balcones, cuento y crónica.

Ensayo: El éxodo y las flores del camino (1902), crónicas. Juana de Asbaje, ensayo, biografía de Sor Juana Inés de la Cruz (1910). Mis filosofías, ensayo (1912).

Teatro: Consuelo, zarzuela puesta en metro músico por Antonio Cuyàs y estrenada en el Teatro Principal de la ciudad de México en 1899.

Fuente: Wikipedia

El funeral de Amado Nervo

Amado Nervo murió joven, pero a sus 48 años ya era un poeta querido y admirado no sólo en México, sino en toda América Latina. Su funeral se convirtió en un gesto de hermandad y el pesar fue generalizado.

Poeta consolidado, admirado y querido desde los fines del siglo XIX, había podido reconstruir su carrera diplomática, iniciada en 1905, en Madrid, en calidad de primer secretario de la embajada.

Como a tantos otros, la explosión revolucionaria ocasionada por la caída y muerte de Francisco Madero, lo arrastró. En 1914, caído Victoriano Huerta, el nuevo gobierno frenó la operación diplomática. Nervo quedó sin trabajo. En cuanto las cosas comenzaron a reordenarse en México, el poeta, que era ya una personalidad literaria desde el inicio del siglo XX, pudo reingresar a la diplomacia mexicana: se le nombró secretario Encargado de Negocios en la misma embajada española. Corría 1916. Dos años más tarde, el gobierno de Venustiano Carranza lo ascendió de categoría y lo nombró ministro Plenipotenciario ante los gobiernos de Argentina y Paraguay. Con ese encargo, Nervo se dirigió a América del Sur.

Los últimos días

Alfonso Reyes aseguraba que, cuando Amado Nervo murió, era ya un hombre completamente feliz. Nada le faltaba, todas sus aspiraciones habían sido colmadas. En los años madrileños habían nacido sus mejores trabajos, y gozaba de reconocimiento no sólo en México, sino en toda Hispanoamérica. Aquél poema que rezaba “vida, nada me debes, vida, estamos en paz”, era una realidad. El 27 de agosto de 1918, el gobierno mexicano solicitó el “agreement” (beneplácito) del gobierno uruguayo para concretar el nombramiento de Nervo como representante diplomático.  Una semana más tarde, el beneplácito de Uruguay fue concedido.

Nervo se preparó para partir. La legación uruguaya en México le organizó una despedida, que se efectuó el primer día de noviembre de 1918. El poeta se embarcó en Veracruz rumbo a América del Sur. Marchó primero a Buenos Aires, y de allí se trasladó a Montevideo, a donde llegó el 16 de mayo de 1919.

No bien se anunció su llegada a Uruguay, un decreto del Poder Ejecutivo lo reconoció como el representante del gobierno mexicano. Tomó habitaciones en el parque Hotel de Montevideo.

Amado Nervo tuvo una crisis, de su enfermedad renal. El canciller uruguayo, Daniel Muñoz, con quien el poeta había iniciado una gran amistad, se encargó de atenderlo e inició un intenso diálogo con la cancillería mexicana, informándoles por telegrama, paso a paso, el estado del enfermo.

En Buenos Aires se había enamorado de una joven, Perla Gaunet, cantante y declamadora. Todavía alcanzó, en su lecho de muerte, a escribirle: “Estoy rodeado de gente… tres médicos me ven… sólo usted me falta, pero usted está en mi alma…”. Creía que podría irse a Buenos Aires el 24 de mayo, pero se equivocó. Ese día, fallecía en Montevideo.

El cortejo fúnebre que todo marino desearía para sí mismo

La muerte de Amado Nervo apesadumbró a la capital uruguaya. El ejecutivo uruguayo envió al congreso una iniciativa para que se aprobaran para él, funerales de Ministro de Estado. Nadie se opuso y se iniciaron los trámites para repatriar a México los restos del poeta.

Su féretro estuvo expuesto durante dos días en la Sala de Actos de la Universidad de la República. Hasta ese lugar desfilaron cientos de personas que llenaron de flores el lugar donde reposaba el poeta, cuyo ataúd estaba cubierto por las banderas de Uruguay y México.

Se depositó el cuerpo, provisionalmente, en el Panteón Nacional de Montevideo, hasta que a fines de octubre quedaron terminados los arreglos para el traslado del cuerpo, a México.

El ataúd con los restos del poeta, fue embarcado a bordo del crucero “Uruguay”. La República Argentina envió al crucero “Nueve de Julio”, para que formara parte del cortejo fúnebre, y en transcurso de su navegación lo acompañaron en algunos segmentos del viaje, buques brasileños y venezolanos.

El presidente de Cuba, Mario García Menocal, solicitó que el cortejo entrara a La Habana, para rendirle un homenaje. Una vez atracado el “Uruguay” en los muelles de la capital de las Antillas, se llevó a cabo una ceremonia luctuosa, en la que varios oradores elogiaron la memoria de Amado Nervo.

Se decidió que el crucero “Cuba” se uniera al cortejo en el último tramo . A la comitiva se unió también el buque escuela “Zaragoza”, enviado por el gobierno mexicano a La Habana, para escoltar a tan ilustres emisarios.

La comitiva naval zarpó de La Habana, abriendo el convoy el “Uruguay”, lo seguían el “Nueve de Julio”, después el “Cuba” y cerrando el cortejo, el “Zaragoza”.

El espectáculo que entonces contemplaron los veracruzanos fue grandioso, al ver avanzar con tanta majestuosidad las cuatro naves , formando un cortejo digno de un rey o un emperador.

Cada nave que entraba a puerto, disparaba una salva de 21 cañonazos, mismos que eran contestados por las baterías del fuerte de San Luis de Ulúa.

Era 11 de noviembre cuando el cuerpo de Amado Nervo tocó tierra. Tres días después se le inhumaba en la Rotonda de los Hombres ilustres. Los habitantes de la Ciudad de México se volcaron a las calles, para ver pasar el cortejo, para unirse a la delegación de soldados uruguayos que custodiaban el féretro del poeta.

Fuente: www.cronica.com.mx