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200 Años Combate del Buceo

Barcos
  • Fecha de emisión: 03/06/2014
  • Código: 2014-17-H
  • Valor: $45 pesos uruguayos (pesos uruguayos)
  • Diseño gráfico: Arq. Daniel Pereyra
  • Tirada: 10.000 hojas filatélicas
  • Imprenta: Sanfer Srl
  • Tema: Celebraciones/Conmemorativo

200 AÑOS BATALLA DEL BUCEO

Montevideo y su Apostadero constituyeron el foco de resistencia ante la revolución de Mayo y en base a su fuerza naval (a pesar de verse debilitada) continuó manteniendo la supremacía en la región, así como a la ciudad, sometida al dilatado sitio.

El quiebre de la situación se marcó a principios de 1814, momento en que el gobierno bonaerense, consciente de que Montevideo no caería mientras tuviera expedita la vía del mar, organizaron una fuerza naval, la cual pusieron al mando de Guillermo Brown. 

Esta fuerza, conformada por naves heterogéneas, con igual condición de la nacionalidad de sus tripulantes, los que además tenían escasa o nula preparación, sin embargo resultó responsable de la derrota de la organizada  y experiente fuerza  naval del Apostadero.

En Montevideo, estimado el peligro, se decidió el apresurado reclutamiento de tripulantes, así como la reparación y alistamiento de las naves, que se pusieron al mando del Capitán de Navío Graduado Jacinto Romarate.

El objetivo primario era atacar a la fuerza enemiga en el fondeadero de Balizas, pero el “Hiena” que había zarpado como observador informó sobre la superioridad de las fuerzas preparadas, por lo cual Romarate decidió fondear cerca de Martín García.

En este escenario se libró un combate que tuvo como consecuencia  la toma de  Martín García por parte de los efectivos bonaerenses y a las fuerzas de Romarate  aisladas en el río Uruguay con problemas de municiones y víveres.

El gobierno de Posadas decidió entonces el bloqueo de Montevideo y el 20 de abril  Brown llegó a la vista de la ciudad, poniéndose en comunicación con Alvear que comandaba el sitio en tierra.

 En la noche del 21 de abril el gobernador Vigodet  reunió en el Fuerte una Junta de Guerra  donde se resolvió que saliese la escuadra y que se armasen todas las naves en condiciones de llevar artillería, quedando en el mando el CN Primo de Rivera.

Los efectos del bloqueo fueron fulminantes, teniendo que racionarse las provisiones mientras los preparativos de la escuadra realista continuaban con lentitud ante la indignación de todos.

El 2 de mayo Primo de Rivera enfermó, siendo subrogado en el mando de la escuadra por el Comandante general de Marina Miguel de la Sierra.

De la Sierra dejó el Apostadero a cargo de del CF José Laguna y Calderón y enarboló su insignia como jefe de la escuadra en el queche “Hiena”.

En la mañana del 13 la escuadra bloqueadora se acercó, provocando a los enemigos con la artillería.

Por fin el 14, antes de aclarar, la flota española zarpó, integrada con 12 buques:

- El queche “Hiena”, Comandante Tomás Quijano - 140 tripulantes -18 cañones (Buque insignia)

- La corbeta “Mercurio”, Comandante Pedro Hurtado de Corchera - 180 tripulantes - 26 cañones (Carranza señala 32)

- La fragata “Mercedes”, Comandante Manuel de Clemente y Miró - 180 tripulantes 16 cañones

- La corbeta  “Paloma” - Comandante José Osorio - 148 tripulantes - 18 cañones

- La fragata “Neptuno” - Comandante Antonio Miranda - 146 tripulantes - 24 cañones (Insignia del 2º Comandante CF José Posadas)

- La balandra “Corsario” o “Vigilancia”- Comandante Francisco Castro - 53 tripulantes - 8 cañones

- El lugre “San Carlos” - Comandante José Uriarte - 40 tripulantes - 8 cañones

- Goleta María (o Catalana, o de los Catalanes) - Comandante José Mayol - 40 tripulantes 4 cañones

- Bergantín “Cisne” - Comandante Tomás Sostoa - 97 tripulantes - 12 cañones (Carrabza dice 10)

- Falucho “Fama” - Comandante Tomás Bousquet - 40 tripulantes - 1 cañón

- El bergantín “San José” - Comandante Francisco Chavarri - 126 tripulantes - 16 cañones

- Balandra “la Podrida” Comandante José Ponce (Pepe el Mahonés) - 40 tripulantes - cañones.

Se contaban con 157 piezas de artillería y 1220 hombres, la mitad de ellos reclutados por leva.

En lo que refiere a la escuadra de las Provincias Unidas contaba con:

- La fragata “Hércules” - Comandanta Ricardo Baxter - 293 tripulantes - 36 cañones (Brown que levanta en la nave su insignia dice que portaba 32 cañones)

- La corbeta “Belfast” - Comandante Oliverio Russell - 273 Tripulantes - 22 cañones (Brown dice 18)

- La corbeta “Agradable” - Comandante Antonio Lamarca - 155 tripulantes -  22 cañones (Brown dice 16)

- Corbeta “Céfiro”- Comandante Santiago King - 148 Tripulantes - 18 cañones

- Bergantín “Nancy” - Comandante  Ricardo Leech -  122 Tripulantes - 15 cañones

- Goleta “Julia”- Comandante Guillermo Mac Dougall - 105 tripulantes - 17 cañones

- Zumaca “la Santísima Trinidad”- Comandante Ángel Hubac - 131 tripulantes - 14 cañones - (Brown dice que tenía 12)

- Falucho “San Luis”- Comandante Guillermo Clark - 25 Tripulantes - 3 cañones

En total 1252 tripulantes y 147 cañones

En pleno combate se sumó Lugo la zumaca Iratí - Comandante  Miguel  Ferreris - 90 Tripulantes (Brown dice 50)

Brown planeaba alejarse de Montevideo para librar la batalla en aguas profundas.

El 14, a las 10 de la mañana- Brown viró y por espacio de una hora se sostuvo un duelo de artillería con la “Mercurio” que tenía próximas a la fragata “Neptuno” y a la corbeta “Paloma”, las que no alcanzaron a entrar en la distancia de tiro de cañón de los enemigos.

Cuando la escuadra realista ceñía la costa y alcanzaba el puerto del Buceo de la Luz, el corsario conocido como “Pepe el Mahonés”, de la balandra “La Podrida”, se dirigió a la Estanzuela, donde encontró al falucho “San Luis”, escoltado por 2 balandras, embarcando piezas enviadas por Rondeau.

Se entabló allí un combate que concluyó con la  toma del falucho y las balandras e incluso el incendio de otra embarcación que estaba encallada, que había sido  desarbolada.

El 14, pasado el mediodía, la escuadra de Brown, cañoneó las naves españolas  acercándose por  la retaguardia.

Al anochecer las flotas anclaron a una legua una de otra.

A las 10 de la noche el “Hiena”, navegó, quedando a tiro de fusil de la “Hércules”, que le disparó dos andanadas de metralla y bala rasa. El “Hiena” arrastrado por la corriente tomó hacia el Sur del Banco Inglés, no volviendo a unirse a la escuadra  la nave capitana.

El día 15 se presentó como una jornada de persecución de la flota española que trataba de regresar a Montevideo, eludiendo el combate.

El Capitán de Fragata José Posadas, 2º Jefe, que estaba en la fragata “Neptuno”, asumió el mando de la fuerza, entregando el de la nave a Antonio Miranda.

Parte de los buques bonaerenses estaban a unas 6 millas al sudeste de las costas del Buceo de La Luz, y cuando se le incorporaron el “Agradable” y la “Nancy”, que habían quedado a retaguardia, recomenzaron la persecución de los buques españoles. Hacia las 22 hs. la flota de Buenos Aires largó velas en vuelta a la Isla de Flores, tomando luego hacia el sudeste.

Con las dos escuadras en movimiento se inició el lunes 16 de mayo. Los realistas procuraban alcanzar el puerto, viéndose  al Hiena, lejos de la línea.

A  las 14.00 hs.aproximadamente se inició un combate por parte de la fragata “Hércules” y la  corbeta “Belfast”

A eso de las 16.00 hs. Brown trasladó su insignia a la “Itatí”, que se encontraba a la vanguardia, con el propósito de cañonear a un bergantín que había quedado retrasado. En esa instancia, una bala hirió a Brown, fracturándole la pierna, pero éste igualmente dirigió el combate desde la toldilla de la capitana.

En tal condición el “San José” encalló, rindiéndose a la “Hércules”, la que arrió las velas para tomar la presa.

El “Neptuno” se distanció pero perseguido por el “Belfast”, se rindió, mientras hacía lo mismo la corveta “Paloma” con la “Céfiro”.

La lucha propiamente dicha culminó con la rendición de estas tres naves, iniciando las demás la fuga, procurando refugiarse al amparo de las baterías de la plaza.

El fuego se reanudó después de medianoche y continuó hasta las 3 del día 17.

Al amanecer Brown se hizo trasladar de nuevo a la toldilla para dirigir la acción final.

Los españoles huían ayudados por el viento cuando la “Hércules” interceptó  al bergantín “Cisne”, la goleta “María” y la balandra “Corsario”, los cuales al ser interceptados se echaron sobre la costa meridional del Cerro donde los tripulantes prendieron fuego a dos de las naves, mientras la “María” era apresada.

Sólo el “Hiena”, la fragata “Mercedes”, la corbeta “Mercurio”, el lugre “San Carlos” y  el falucho “Fama”, quedaban en escena por la parte española. El “San Carlos” y el  “Fama”, explotaban al máximo su escaso tonelaje y con la “Mercurio” trataban de huir de la “Hércules” que se había adelantado a las demás.

La persecución de la “Hércules” llegó hasta el pie de las baterías, donde viró, quedando fuera de tiro de cañón y después  de una salva de 21 cañonazos  se empavesó a toda gala.

A la desesperanza montevideana se contrapuso la algarabía y el intercambio de festejos entre las fuerzas navales y sitiadoras bonaerenses, produciéndose entonces el cambio de mando en las filas terrestres de Rondeau por Alvear.

El “Hiena” logró ingresar a puerto ese mismo 17, mientras en la noche del 23 - ayudada por un temporal - lo hizo la fragata “Mercedes”.

Esta acción militar - librada entre el 14 y el 17 de mayo -  dejó en claro que el aspecto psicológico resulta un factor fundamental.  Perdidas las mejores naves como consecuencia del combate de Martín García - así como, de acuerdo a los entendidos - al mejor comandante del Apostadero - (Romarate) - la escuadra española había decaído en su moral. De acuerdo a los hechos resulta evidente que la zarpada de las naves españolas había sido impuesta, ya que los propios jefes alegaban no estar preparados para la acción y estaban convencidos que la escuadra al mando de Brown era superior en calidad, armamento y tripulación.

Es de hacer notar además el estado de ánimo  que provocó en la fuerza  el abandono que hizo de la Sierra del comando, al finalizar el primer día de navegación y combate, justificado en el haber sido arrastrado por las corrientes.

Por encima de los factores expuestos se debe reconocer asimismo el mérito indiscutible en la conducción del Almirante Brown, que amalgamó elementos heterogéneos en tripulaciones y naves, demostrando su valentía al continuar al frente de sus hombres a pesar de las graves heridas recibidas.

Como consecuencia de la campaña el 20 de junio de 1814 capituló la primera fortaleza naval del Río de la Plata. El 23 de junio se entregaron las llaves de la ciudad, el Apostadero montevideano arrió su pabellón, y su final - al igual que su nacimiento- estuvo intrínsecamente ligado al mar.

 

Datos aportados por:

Lic. Cristina Montalbán

Sub. Directora Técnica

Centro de Estudios Históricos

Navales y Marítimos

Museo Naval

 

Coordinación Filatelia